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domingo, 18 de enero de 2015
25 de enero 2015
LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL

Mc 16,15-18: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

2 comentarios:

Maite at: 21 enero, 2015 18:23 dijo...

El Señor llama a quien quiere, cómo y cuando quiere. Y si no, que se lo pregunten a Pablo. Un tipo duro, de cuidado, que iba por ahí con "amenazas de muerte" contra todo lo que oliera a cristiano, sin contemplaciones. Lo hacía movido por sus ideales. No era ningún tonto ni iluso: alumno de Gamaliel e instruido en la Ley hasta el último detalle. Lo tumbó, un buen día, camino de Damasco, la voz del Señor.

Recibió entonces la revelación de Jesús, que se identificó con aquellos a quienes Pablo perseguía. En esos hombres y mujeres que Pablo apresaba para llevarlos a Jerusalén, Jesús padecía y sufría. Qué distinto del Dios de Pablo... Y el perseguidor, terrible y temible, entra en Damasco de la mano de sus acompañantes, como un niño asustado.

En Damasco hay un discípulo, el bueno de Ananías, que es enviado a Pablo. Menudo susto... eso es meterse en la boca del lobo sin chaleco anti-mordiscos, así, a cuerpo gentil. Y se siente en la obligación de explicar a Dios quién es Pablo y a qué se dedica; por si no lo sabe bien, o se ha olvidado. Pero Dios sabe muy bien quién es Pablo, sobre todo después de su encuentro con Él: es un instrumento elegido para evangelizar a los no judíos, y , por cierto, en su misión aprenderá lo que tiene que sufrir por el nombre de Jesús.

Pablo aprendió poco a poco a ser cristiano. Su pasión y su vida era Jesús, su amor. Y por Él fue entregándose y rasgándose a jirones, sufriendo por dentro y por fuera lo que nunca hubiera imaginado. Pero siempre sostenido por Jesús. Los nuevos cristianos eran su orgullo y su corona, y nada ni nadie pudo disuadirle de ir y proclamar el Evangelio.

Un encuentro personal con Jesús cambió todos sus esquemas, transformó su mente y su corazón, e hizo de él un enviado, un apóstol, un evangelizador. En la fiesta de su conversión puede ser una buena idea pasar un buen rato con él, preguntarle por el antes y el después de su encuentro con Jesús. Siempre es bueno charlar con gente enamorada. Son los que más saben del camino, la verdad y la vida.

Juan Antonio at: 23 enero, 2015 17:55 dijo...

Pablo era un hombre pequeño, y ello se infiere del hecho de que fue descolgado por la muralla de Damasco en un canasto, espuerta o algo parecido (Hc 9,20) ante el peligro de que atentaran contra su vida.
Pero como la grandeza de las personas no se mide por los centímetros de estatura, sino por lo que cada uno somos y Pablo fue un gigante de la Iglesia, por su correspondencia al amor de Jesús, quien lo llamó a su apostolado de una forma espectacular, él que era desde pequeño (Hc 8,58) el mayor enemigo de Jesús, se convierte en el que sale a la periferia, a los de afuera, donde el peligro, la incomprensión, los insultos, la indiferencia, eran el ambiente que encontraba en sus correrías apostólicas por todo el Mediterráneo.
Esta festividad nos trae el tema de la llamada, la conversión, de nuestra conversión y al mismo tiempo nos interpela sobre nuestro conocimiento de los escritos del Apóstol Pablo.

Dios nos llama de muchas maneras, Dios nos habla en todo momento, a través de innumerables lenguajes, que nuestra ceguera no quiere conocer, muchas veces porque esa llamada entraña responsabilidad, implica compromiso, nos compromete en la sociedad y en la Iglesia y eso nos aterra, como le paso a Pablo, quedó ciego, lleno de miedo, él que infundía y derramaba miedo, se queda confundido , pero tuvo una valentía que no tenemos muchas veces o casi siempre, siguió los caminos del Señor, al igual que estos días atrás hemos vistos en los Evangelios la llamada de los primeros discípulos y hoy la designación de los Apóstoles. ¿Cuál es nuestra respuesta, seguimos el camino que nos señala Jesús o nos quedamos en la confusión, llenos de miedo al compromiso que la llamada entraña?

La conversión, es el tema central del día, conversión que no es más que superar con amor nuestro egoísmo, lo cual siempre es un trabajo inacabado, pues nuestra lucha tiene que ser constante porque constante es nuestro egoísmo, nuestra soberbia, y todas las debilidades que nos rodean, todas las limitaciones de nuestra condición humana y por ello, en definitiva, tenemos que vaciarnos de nosotros para llenarnos de Dios, dejar todo nuestro el lastre que el días a día nos pueda dejar y en ese examen del atardecer ver hasta donde ha llegado nuestro amor, ver, discernir, la aceptación de la voluntad de Dios y su llamada a trabajar por el Reinado de Dios.

Conocer los texto del apóstol Pablo, es una delicia para el cristiano, pues en ellos vemos esas enseñanzas del apóstol de hace miles de años nos vienen como escrita ayer, son verdades de conducta, de camino, de estilo de vida, de estar y sentir a Dios en nosotros, y para esto la muestra del CONTEXTO de la hoja de esta semana: pura teología (lo dice un profano) pero así lo siento.
Un repaso de esos textos podemos encontrarlo en muchos libros, pero el Papa Benedicto XVI se refirió a ellos y correrías del apóstol en las catequesis que dio sobre la oración, recogidas por la editorial Ciudad Nueva bajo el título, S. Pablo y el Resucitado, del que sugiero no sólo su lectura sino orar con ellos.
Hoy tenemos que terminar esta reflexión, con el salmo más pequeño del salterio, pero que hablando del Apóstol Pablo es el resumen de su vida y misión, que nos puede interpelar sobre cuál es nuestro apostolado, nuestro hablar de Dios, en palabras y obras en nuestro pequeño mundo, pero es tema de otro día.
¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo todos los pueblos!
Porque es inquebrantable su amor por nosotros
y su fidelidad permanece para siempre.